Esfinges de acero, de Ortega Munilla

 

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Una curiosidad: Quería conservar las cubiertas originales en el reencuadernado. Al separar la posterior del cartón, me llevé una sopresa. ¡Apareció el mismísimo Napoleón Bonaparte! Se trataba de una reproducción del retrato del emperador que le hizo Emile-Jean-Horace Vernet. Al parecer, la editorial había reutilizado el papel de una publicación anterior. Con más motivo después del descubrimiento, decidí que allí se quedaba Bonaparte, cerrando el libro de Ortega Munilla; pero, por respetar el sentido original de la contraportada en la que únicamente constaba el precio original del ejemplar (dos pesetas), está cabeza abajo. Así es el purgatorio en el que pena: