“Tras abrir el libro se produce una
sorpresa inesperada al encontrarnos con las guardas […], cuyo uso se generaliza
en Europa desde el siglo XVI, aunque su origen haya que buscarlo en Extremo
Oriente algunos siglos antes. […]
Aunque algunas guardas representan
motivos de carácter figurativo, lo más frecuente es que ofrezcan formas
abstractas. La guarda contiene formas,
líneas y colores que le proporcionan una imagen particular de gran
originalidad. Es una imagen propia y específica de la encuadernación que se
acentúa por el hecho de que el encuadernador selecciona de forma más o menos
aleatoria y de acuerdo con las dimensiones del libro, un fragmento de la
guarda. A diferencia del jaspeado, en que se imitan o emulan las formas del
jaspe, las guardas no imitan ningún motivo. Sus formas son autónomas, aunque no
siempre las guardas utilizadas en los libros tengan este sentido. Aunque cada
una sea independiente e irrepetible, algunas, como las de peines, por la
reiteración de los motivos se convierten en formas que son representaciones de
sí mismas.
Las guardas no son un ornamento debido
a que no contienen un motivo decorativo aplicado a un objeto, como puede ser el
mosaico o los dorados del lomo y las tapas. Son formas autónomas y específicas
de la encuadernación que no han sido ‘aplicadas’ a las primeras hojas del
libro. Las guardas constituyen una de las primeras realizaciones en las que la
forma no se aplica como una decoración a un objeto, como la ornamentación a la
arquitectura, la cenefa que enmarca un tapiz, la bordura de una vidriera o el
dorado de las tapas del libro. Las guardas son hojas de papel realizadas
independientemente y de forma separada del libro que luego se integran en este.
Son el ‘telón teatral’ que abre y cierra la representación del libro. Es un
telón sin nada escrito en él que colabora a la creación del ritual en torno a
esa representación que es la lectura.
Las guardas de la encuadernación
tienen gran importancia al ser un precedente y una realización avant la lettre de lo que desde 1910
conocemos como abstracción, inventada por Kandinsky, en cuyas primeras
realizaciones el objetivo era experimentar al margen de toda referencia a la
representación”.
Víctor Nieto Alcaide
“La encuadernación, lenguaje artístico”
Grandes
encuadernaciones en las Bibliotecas Reales. Siglos XV-XXI
(María Luisa López-Vidriero, dir.)
Madrid, Patrimonio Nacional y Ediciones El Viso, 2012, pp. 47-49.
(María Luisa López-Vidriero, dir.)
Madrid, Patrimonio Nacional y Ediciones El Viso, 2012, pp. 47-49.